El Trabajo y la Empresa

“En época de crisis económica es importante entender que perder es una chance para aprender, que el equivocarse te permite no errar en lo ya errado.”
Las oficinas generalmente tienen dos tipos de adornos: diplomas y fotografías. Ambos son la forma tangible de reflejar nuestros principales logros: hijos, familia, premios, postgrados, y todos esos hitos nuestros, que con sólo mirarlos logran liberar gran cantidad de endorfina. No son otra cosa más que nuestros propios éxitos.
Pero el éxito traiciona. Cuando a una empresa le va muy bien desde sus inicios no tiene la mirada que le da el aprendizaje del esfuerzo. Es más, el triunfo a muchos les impide pensar. Muchos deportistas exitosos cuando logran sus metas económicas hipotecan su esfuerzo cotidiano al talento innato. Como que se “achanchan”. Lo mismo sucede con algunos artistas, donde su mejor época se logra cuando las penurias los hacían sudar genialidad. Es que el éxito desata el irrefrenable disfrute de la nueva posición.
Es que el éxito nos agrada. Una elevada probabilidad de triunfo nos gatilla nuestra íntima motivación hacia la búsqueda de logros. Decidimos qué hacer, queriendo ganar y evadiendo perder. Nos enseñan a ganar, a ser competitivos, a no fallar, pero no nos enseñan a perder. Quien no sabe perder tampoco sabe cómo salir adelante.
Conozco el caso de varios ejecutivos muy exitosos, que les fue académicamente impecable durante su paso por el colegio y por la universidad, pero que frente a su primera caída laboral caen en desánimo al no saber cómo levantarse y salir de esa situación, ya que no logran entender que la vida trae incluso ese tipo de momentos. Es que no fueron preparados para perder. La primera caída significa para muchos el sentirse derrotado, el asumir que le han fallado a los demás, que han defraudado.
Pero es ahí donde nuestra capacidad de aprender del fracaso se pone a prueba, nuestra capacidad de construir todo de nuevo, tal como lo dicen los versos del poema “If…”, de Rudyard Kipling: “If you can bear to hear the truth you've spoken / Twisted by knaves to make a trap for fools, / Or watch the things you gave your life to, broken, / And stoop and build 'em up with worn-out tools”.
Por lo mismo, y en época de crisis económica, es importante entender que perder es una chance para aprender, que el equivocarse te permite no errar en lo ya errado, que las caídas de hoy te fortalecerán mañana, cuando nuevamente la economía marche como lo hacía antes de su propia caída, antes de que todos aprendiéramos a no invertir mirando las rentabilidades históricas, a no decidir en función del pasado, a no manejar mirando el espejo retrovisor.
De las caídas, de los errores, debemos comprender qué fue aquello que no hicimos, o que hicimos incorrectamente, debemos analizar por qué otros no se equivocaron y nosotros sí, debemos darnos cuenta que aquel error nos ha servido como experiencia.
Observar, reconocer, indagar y rectificar. El error es la materia prima principal del aprendizaje, y aprender a perder, es una de las lecciones de esta crisis.

El trabajo y la Empresa II

En los contextos de crisis, las organizaciones se preguntan qué conviene comunicar internamente, de qué modo, en qué momento, a quiénes y a través de qué medios. Para estos interrogantes existen tantas respuestas como profesionales a los que se les consulta.
Con el objetivo de encontrar puntos de referencia e ideas claras, durante el año 2009 coordiné una investigación entre compañías locales con más de 300 empleados para conocer cómo estaban gestionando sus comunicaciones. Este estudio fue desarrollado dentro del marco de nuestra Asociación Argentina de Comunicación Interna, y el equipo de investigadores estuvo integrado por Andrea Lojo, Adriana Bottiglieri, Adriana Shimabukuro, Gonzalo Novara, Pilar Bravo y Virginia Marega Maggio.
El primer dato alentador que obtuvimos fue que el total de las compañías encuestadas afirmó que gestiona formalmente su Comunicación Interna. El 70% manifestó que cuenta con un área o departamento formal y exclusivo, mientras que en el 30% restante existe al menos una persona que, entre otras funciones, se ocupa de gestionarla.
Respecto a la cantidad de personas que integran el área, en el 85% de las empresas el departamento de CI cuenta con una a tres personas como máximo. Si bien este número puede parece pequeño teniendo en cuenta que fueron encuestadas empresas con más de 300 empleados, el 78% aseguró que dispone del apoyo de consultoras o profesionales externos dedicados a la comunicación. Esta tercerización cubre un espectro amplio de trabajo que incluye la elaboración de diagnósticos, planes y herramientas.
Otro dato positivo fue que el 73% de las organizaciones estimó que durante el año se conservará el equipo de trabajo, un 19% consideró que se tomará más personal, mientras que el 8% afirmó que se entrenará a personal de otras áreas para que realicen tareas de CI.
En cuanto al presupuesto, más del 80% indicó que cuenta con un presupuesto propio y el 40% presenta un presupuesto mayor al del año pasado.
La comunicación de la crisis
La segunda parte de la investigación apuntó a conocer cómo estaban comunicando la crisis y qué peso político tenía la CI dentro de la empresa.
En cuanto a la importancia del área, la mayoría consideró que la Comunicación Interna es un aliado en los momentos de incertidumbre, y el 70% afirmó que confía en que esta crisis es una oportunidad para demostrar que puede dar respuestas estratégicas.
Por otro lado, el 46% de las empresas aseguró que comunicó formalmente el impacto de la crisis, y que la principal acción desarrollada fue la comunicación directa y cara a cara de la primera línea del management, es decir, los CEO, gerentes generales y directores.
Considero que este dato es uno de los más destacados de la investigación, porque indica la iniciativa que tomaron los líderes en este contexto negativo y su voluntad de comunicar personalmente los temas críticos.
En mis seminarios sobre comunicación interna suelo preguntarles a los participantes cuántas personas hacen comunicación interna en sus empresas. Las respuestas por lo general son: “yo solo”, “somos dos”, “todavía no hay nadie”, “somos un equipo de cuatro personas y una agencia externa que nos ayuda”, etc.
Mi pregunta posterior es cuántas personas trabajan en sus empresas. Y luego de que responden, mi conclusión es que entonces en sus compañías “hacen comunicación interna” la misma cantidad de persona que trabajan, porque todos emiten mensajes constantemente.
Estas dos simples preguntas las utilizo para dejar en claro que la comunicación interna de una empresa no es patrimonio ni responsabilidad exclusivos de su área o departamento. En realidad, todos son sujetos comunicantes, especialmente los líderes, porque sus mensajes tienen más llegada, impacto y recordación. Por eso los datos que obtuvimos en esta encuesta me parecen valiosos: demuestran que los líderes son conscientes del efecto de sus mensajes y acciones, y que además entienden que la comunicación no es una obligación sino una responsabilidad y una oportunidad inherente a su posición.
Finalmente, espero que esta investigación sirva como punto de partida para futuros estudios en la región, y que entre todos podamos continuar aprendiendo, mejorando y difundiendo conocimiento para mejorar la gestión de la Comunicación Interna en nuestras organizaciones

La importancia de la Educación

La educación es un servicio público, ya que está destinada a satisfacer necesidades sociales permanentes y sujetas a un régimen de derecho público; por lo que la Ley Federal de Educación, cuya iniciativa se presenta a la consideración del honorable Congreso de la Unión, reconoce como tal a la función educativa que regula, ya sea que dicho servicio se preste por particulares con autorización o reconocimiento oficial.

Las finalidades de la educación se gestan y se desarrollan en el seno mismo de la sociedad, el poder público no las impone arbitrariamente. Toca al Estado hacerlas explícitas y darles la formulación coherente.

La educación debe preparar al hombre para vivir una vida en plenitud, es decir, en relación creadora con sus semejantes y con la naturaleza. También comprende otras metas como son el alcanzar una comunidad que proteja, conserve y acreciente los bienes y valores que constituyen nuestra herencia cultural.

El equilibrio entre los aspectos teóricos y prácticos es fundamental para la educación. La dicotomía entre el hombre práctico y el especulativo se supera, pues en el acto humano la teoría y la práctica se involucran recíprocamente.

La educación nacional tiene una orientación unitaria sin olvidar las diferencias, a veces tan profundas, entre las diversas regiones de nuestra geografía. La iniciativa enuncia cada tipo educativo sin detallar requisitos o atributos específicos para que estas cuestiones sean objeto de normas de carácter académico o reglamentario, con el fin de facilitar la permanente adaptación al cambio.

La formación del hombre responde a las condiciones del desarrollo histórico. Las sociedades han formulado sus ideales educativos a partir de circunstancias que por su singularidad no son repetibles.

La educación como medio para fortalecer la identidad y la conciencia nacional. El equilibrio entre lo nacional y las particularidades étnicas, culturales y de religión. Para desarrollar las capacidades humanas y fomentar el progreso científico. La lucha contra la ignorancia y sus efectos: las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.

Tiene como finalidad lograr que todo individuo adquiera, no sólo conocimientos, sino que tenga ideas firmes que le permitan no ser influenciado por ideales ajenos que perjudiquen el desarrollo de su propia educación.

Todo ciudadano puede y debe elegir a qué tipo de escuela acudir; ya sea particular u oficial, pero a la vez tiene la obligación de que se asista a la escuela básica, a la secundaria y hasta el bachillerato. En México hay libertad de elegir la educación que más nos convenga para nuestros hijos.

La educación y los valores de convivencia humana son fundamentales en nuestro país, el aprecio a la dignidad de la persona, la fraternidad, la tolerancia, el respeto a las diferencias, la libertad y la paz forman parte importante del proyecto educativo de nación. El respeto a las ideologías ajenas, en los diferentes aspectos cívicos y morales, en los religiosos y en lo cultural, forman parte importante del desarrollo ético que debe existir en cada individuo.

La educación no es nada más la enseñanza y el aprendizaje, sino también formar al individuo como un ser que sirva a la sociedad, involucrando los valores.

El papel del docente como formador de sus alumnos debe ofrecer educación de calidad, de manera que su desempeño profesional se vea reflejado en la tarea diaria, guiando a sus discípulos hacia un cambio de actitud que se refleje a nivel de la sociedad.

Como puede observarse, en nuestro país existe una real y trascendente relevancia en lo educativo; nos corresponde a todos honrar y promover estos preceptos

La Educación del Futuro

Pese a que todavía no se mudó al despacho que ocupaba su antecesor, el nuevo ministro de Educación, Alberto Estanislao Sileoni, ya tiene en claro su primer objetivo: "Terminar con la rigidez del secundario".

Así lo definió al prometer que desplegará estrategias no sólo para recuperar a los 400.000 adolescentes que hoy no están en las escuelas, sino también para "impedir que se nos vayan" muchos de los 2,7 millones de chicos que cursan en la enseñanza media, donde hoy sólo termina sus estudios el 50% de los que los comienzan.

Entre otras medidas, piensa ampliar la experiencia de los profesores tutores que acompañan a los alumnos durante su trayecto escolar, promover la contratación de docentes de tiempo completo, ofrecer distintas orientaciones y crear un sistema escolar más flexible, que permita a los alumnos avanzar por materias, como en la facultad, y no por ciclos anuales, dado que "muchos chicos, especialmente los de poblaciones más desfavorecidas, no se pueden adaptar al modelo tradicional".

En términos concretos, ello hará que cada año repitan menos chicos y se reviertan los indicadores educativos, que en materia de repitencia escolar son preocupantes: unos 270.000 por año, el 10,7% de la matrícula. "Los chicos de sectores pobres merecen que nosotros imaginemos otras formas de organización institucional para que el secundario funcione", dijo el ministro, que desde anteayer reemplaza a Juan Carlos Tedesco.

Al respecto, afirmó que no habrá superposiciones sino complementación con su ex ministro, que conducirá la Unidad de Planeamiento Estratégico de la Educación, que dependerá de la Presidencia. "No es añadir burocracia a la burocracia", dijo. "Este ministerio tiene brazos y cabeza. Piensa sus políticas y las ejecuta. No se nos llevan el planeamiento ni la evaluación", afirmó. Dijo que la unidad de Tedesco trabajará en una nueva la ley de financiamiento educativo y en la reforma de la ley de educación superior. Consenso provincial

Sileoni, de 57 años, es vecino de Caballito e hincha de Ferro Carril Oeste. Abogado por la Universidad de Belgrano, es profesor de historia por la UBA y realizó una especialización en gestión educativa en la Universidad Nacional de General San Martín. Acumula una larga experiencia en gestión: fue subsecretario de Educación en la provincia de Buenos Aires, secretario de Educación de la Nación, ministro de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y secretario de Educación de la Nación hasta hace días.

Sileoni adelantó que muchas medidas podrán instrumentarse a partir de 2010, luego de que sean consensuadas con las provincias. Y anticipó que no habrá un secundario único: "Seguramente coexistirán distintas variantes y opciones, con las mismas exigencias, y no habrá una escuela más fácil que otra. Se puede llegar a la calidad por distintos caminos".

Al rescate de la calidad suma el tercer desafío: la deuda con los adultos que no han completado la escuela secundaria. Son tres millones de personas, de 18 a 40 años, y entre ellos muchos jóvenes que cursaron el secundario, pero no se recibieron por dejar pendientes algunas pocas materias. "El año pasado fueron casi 70.000 adolescentes", advirtió.

Dijo que para ello confía en el plan Fines, que desde hace dos años permite completar el secundario a quienes adeudan pocas materias. "Tenemos más de 200.000 inscriptos y más de 70.000 egresados", afirmó el ministro, que desarrolló parte de su carrera docente en la educación de adultos. El programa ofrece asistencia y material a los jóvenes y adultos para completar los estudios. La experiencia dio mejores resultados que las tradicionales escuelas de adultos, que dictan el secundario en tres años y que sólo terminan el 20% de los que lo inician.

-¿Con estas iniciativas no se resigna calidad y exigencia?

-No hay rebaja de exigencia ni de calidad. Simplemente, se ayuda a que la persona pueda. Sería
una indignidad del Estado regalarle el título. Pero el Estado está obligado a abrir puertas y dar posibilidades.

-¿Por qué es alta la deserción en el secundario?

-Influyen las condiciones socioeconómicas de las familias, pero hay también responsabilidades de la escuela, factores internos que conducen a la exclusión. En un mismo contexto social, con pocas cuadras de distancia, hay docentes que conocen a sus alumnos y se preocupan por ellos, y otras donde los maestros ni siquiera saben los nombres de los chicos.

-¿Qué otras herramientas piensa aplicar?

-Con el Ministerio de Desarrollo Social, las provincias y los municipios queremos instrumentar un programa de control de asistencia de los alumnos. Que si los chicos faltan con llamativa frecuencia se puedan enviar agentes sociales a la casa para averiguar qué pasa.

La delincuencia

Para poder determinar como comienza el problema de la delincuencia, tal vez haya que mirar casi 20 años atrás donde las primeras medidas de la decada del 90´ permitieron una creciente marginalidad y desamparo de las localidades mas alejadas del conurbano bonaerense. Este hecho no debe verse como un problema ideologico, sino mas bien como un problema de corrupcion y poca predisposición para con la gente.
Ya en la localidad de San Miguel en finales de la decada de los 80´ recuerdo una creciente actividad ligada al robo de generaciones muy tempranas; bandas de chicos que asaltaban a otros chicos a la salida de los colegios o al horario de entrada.
Estos tiempos fueron el comienzo de esta actividad; aunque vale recordar que no estaba cargada con el grado de violencia con la que hoy se manifiesta.
Estas generaciones quedaron al desamparo de un sistema político extremadamente corrupto e inestable en su buen funcionamiento.
Ya pasada la primera mitad de la decada de los 90´ y con la situación laboral y social desbordada, una importante cantidad de chicos en la franja entre los 16 y 22 años quedaron a la deriva y sin politica sociales ni mecanismos de contención.
Anteriormente se habían iniciado programas sociales relacionado sobre todo con politicas deportivas y artisticas; las escuelas trasnmitían mayores contenidos tecnicos y se ponian de moda los colegios industriales. (los clubes desboradaban de chicos de todas las edades).
Otro hecho típico de esta decada fué el implicito salvese quien pueda sumado a una excesivo, sino compulsivo gasto de la masa de gente que poco sabía sobre comportamientos de ahorro e inversión.
Ya cerca al nuevo siglo y con la pobreza avanzando al paso de la villas miserias; esta gente se encontraba sin trabajo, sin educacion y sin dinero producto del ahorro.

En algun momento el poder de policia tenia via libre para actuar en las calles, aunque sin una ferrea intenció por parte del estado, poco pudo hacer y lo poco que hizo no tuvo buenos resultados. Es decir, pensemos que es imposible arreglar el problema mediante el control estricto y rígido. Se trata de evitar que el Estado arbitre solamente cuando el hecho está consumado, dejando vacío el terreno anticipatorio de la prevención y la rehabilitación. Resulta necesario reunir a diferentes actores sociales con amplio conocimiento directo del problema.

A largo plazo el problema recrudece, fue tal vez algo que quedo gestandose, oculto para luego aparecer cuando surja una nueva oportunidad.

Este control, con el aval político, determinó un creciente poder sobre la delincuencia por parte de la policia, quien en función del bajo presupuesto asignado, entró en una era de corrupción que hasta hoy se manifiesta.

El desafío

No creo posible hablar de soluciones inmediatas, dado que el problema ya tiene caractristicas culturales, pero sí, es posible atacrlo desde varios frentes.
La participación escolar mediante politicas educativas deberán acompñar a una nueva policia que tome mayor participación para la desarticulación de bandas ya establecidas y bandas en formación.
La creación de instituciones de formación profesional y entidades educativas que con el apoyo estatal absorban una porcion de la masa.
Creación de politicas de empleo permanente e incentivos por desempleo contra la prestación de trabajo u otra actividad requerida por el estado.
Paralelamente, un sistema penintenciario de excelencia y no un lugar que simplemente amontone gente. Se deberán mejorar y si fuera necesario crear nuevas penitenciarias con mayores servicios, educación y politicas de empleo (caso EEUU). Se sabe que los que ingresan por delitos menores, al salir comenten delitos mayores dado el aprendizaje adquirido en estas carceles.